Una novela marcada bajo el signo de “Novela negra o criminal” debe cumplir con una gran premisa esencial: poseer ritmo, velocidad, ganas de pasar las páginas y llegar al desenlace. Los grandes escritores americanos que dominan el género y que son indiscutiblemente los maestros –por mucho que los nórdicos refunfuñen– (Lawrence Block, James Ellroy, Raymond Chandler, Dashiell Hammett) nos tienen bien enseñados y son pocas las grandes novelas en donde en un sólo capítulo no hayan pasado ya varios y tremendos acontecimientos que vinculen al lector y a la narración a un frenesí de horas de lectura amena y ansiada.
Esta bella combinación, sin embargo, adolece en la narrativa negra española. Me vienen a la cabeza bastantes ejemplos, que por educación no mencionaré, en donde el escritor –metido ahora a experto del género negro porque en su juventud leyó a Agatha Christie o que se entera de que está de moda o que ya no queda mal decir que te gusta fantasear con asesinatos o detectives y sobre todo, porque las editoriales lo demandan– puede pasarse cinco o diez capítulos describiéndonos la blancura de las manos de su madre o el gesto adusto de su profesor de geografía, cualquier cosa que admita miles de metáforas, elucubraciones mentales y, sobre todo, un riquísimo léxico de palabras en desuso pero que parece conocer y usar a diario– aburriendo soberanamente al lector que ha elegido el género negro por otra de sus principales características: no aburrir-.
Quizá esta sea la razón por la que hasta ahora eran pocas las editoriales que apostaban por el género negro exclusivamente de escritores que narran en castellano; pero ahora ha surgido una excepción que nos hace volver a creer, la colección “Estrella negra”, que como su propio eslogan dice: El género negro también habla castellano.
Llega hasta nosotros Asesinato en la Gran Vía, de Ángela Martín del Burgo y se nos muestra como un thriller psicológico de un asesinato muy preciso y muy detallado, un crimen con la peculiaridad de que el lector es en todo momento testigo y voyeaur indiscutible y sobre todo cargada de ritmo e intriga.
Es de agradecer que toda la novela se centre en Madrid. De la mano de la autora recorremos, como si de un mapa se tratara, la piel urbana de una ciudad que parecía olvidada por la novela negra, que con la humildad que la caracteriza había cedido ese galardón a una Barcelona de arrabales y puertos, olvidando que la capital de España tiene, sin duda, mucho más que ofrecer entre su historia, sus calles, sus gentes venidas de todas partes y sobre todo la denominación de ser la “gran ciudad, la única que merece ese nombre”. Ángela Martín del Burgo nos hace ver un Madrid a comienzos de los años de la caída de la bolsa y del aumento del paro en cuya céntrica calle Alberto Aguilera vive el viudo y rentista Raimundo, quien obsesionado con su difunta esposa, Julia, ha creado en su domicilio una especie de altar o cámara obscura para rendirla homenaje. Los primeros capítulos que nos describen las extravagancias del viudo están marcados por un descarnado realismo y unos sentimientos románticos que por estar pasados de moda, son más apreciados.
La acción, casi toda psicológica, negra, casi a veces rozando la amargura de la existencia, se complica con un crimen, con un policía del distrito centro y con una narración obsesiva.
El lector que apueste por ASESINATO EN LA GRAN VÍA tiene garantizada varias horas de buena literatura, de unión con la trama, de vivos deseos de llegar al final y de querer leer más obra de esta autora, gran descubrimiento.
La autora: Ángela Martín del Burgo
(Morón de la Frontera – Sevilla)
Novelista y poeta, es también doctora en Filología y profesora de Lengua española y literatura.
Ha publicado las novelas Cenizas sobre un mar de agosto y Ningún camino de flores conduce a la gloria; así como el libro de relatos La muerte de Mário de Sá-Carneiro o La soledad y el poeta. En su labor poética, los libros de poemas La mirada asombrada, Caducidad de lo real (Premio Ciudad de Miranda 1996) y Poemas de viaje; y ha sido incluida en las antologías Enésima hoja, Mujeres y café, y en Homenajes publicados por el Ateneo de Sevilla, entre otras. Traducida al italiano en la antología bilingüe Poesia e Cultura. Due mondi, due culture (Italia, 2008), por cuyo poema, Bologna. Piazza Maggiore, ha recibido el Diploma Autore dell´Anno 2008. Y en las antologías de poesía contemporánea Poesia e cultura y Parola e vita (Italia, 2010). Premio Literario Internacional Omaggio a Pablo Neruda & Salvatore Quasimodo. Ha sido colaboradora habitual de la revista literaria Cuaderno Sie7e.
Editorial Cuadernos del Laberinto
Colección ESTRELLA NEGRA, Nº 3
348 páginas • I.S.B.N: 978-84-939917-8-4 • 15€