¡Hola! Volvemos con la sección de AUTOEDITADOS. Aparte de profundizar en este mundillo de la autoedición, me gusta hacer de ésto un pequeño espacio personal para expresarme libremente, y esta semana el cuerpo y alma me pide publicar uno de mis microrelatos. Espero que lo disfrutéis y os guste.
Eterna ciklo de rompita koro
A finales de Enero, nuestras miradas se cruzaron en aquella cafetería.

En Febrero me atreví a besar tus rojos labios.
Marzo y Abril observaron como no salíamos de entre las sábanas.
Mayo fue testigo de nuestra primera discusión,
Junio nos hizo volver a abrazarnos y a susurrarnos que jamás volveríamos a dañarnos.
Intentamos poner parches sobre las grietas de nuestro castillo (aunque de arena) mientras los días de Julio morían a gran velocidad.
Tus dudas brotaron en silencio durante aquella puesta de Sol en Agosto.
Septiembre arrancó de mi garganta aquella triste pregunta, a la que tu mentiste sin mirarme a los ojos.
Me engañé a mi mismo con cada beso de «buenos días» forzado, cuando Octubre se nos escapaba de entre los dedos.
El calendario que arrancaste de la pared en nuestra última (ojalá no hubiese sido la última) discusión tenía tachados solo un par de días de Noviembre.
Tu olor desapareció de mi almohada para siempre durante los últimos momentos de Diciembre.
A finales de Enero, nuestras miradas se cruzaron en aquella cafetería.
Jesús Santiago.