“Bolsillos vacíos”, un amor en primera persona… | MUNDO LITERATURA

  Hola público del universo, hace un tiempo inspirado por la famosa frase del escritor Dolina

 

Hola público del universo, hace un tiempo inspirado por la famosa frase del escritor Dolina “Cada mujer que pasa frente a uno sin detenerse es una historia de amor que no se concretara nunca.” decidí crear un cuento en primera persona.

Esta es una historia de un hombre apasionado de la radiofonía que en su juventud tuvo la oportunidad de salir con la idealizada imagen de una mujer perfecta sin embargo por su miedo y baja autoestima todo termino siendo solo el recuerdo de un romance sin concretarse.

Y aquí en exclusiva para el blog les dejo la historia que titulé “Bolsillos vacíos” Dibujo


Esta historia me paso a mí, quizás el tipo más aburrido que pueda existir, sin embargo como curiosidad de este mundo tan absurdo y esquivo logré ver fugazmente aquel día un nuevo “destino extraño y distante”.

Intentare trasmitirle la esencia de todo aquello por eso los situo en una joven noche hace algunos años.

 yo acabada de entrar a una la clase de derecho tributario en la universidad que asistía, Allí sentado en el fondo observaba el vaivén de preguntas con respuestas equivocadas y suplicaba en mis adentros  que no fuera yo el que callase en forma desafortunada al toparse con una pregunta cuya respuesta no podía resultar más que en la vergüenza típica de un ignorante, fue allí que tras un nombre que en aquel momento no pude captarlo ella (una bella joven poco visible) entre muchas se levantó y con una sutil presencia dejo emanar por doquier su voz de locutora con ese característico tono claro dando la respuesta en un detalle y tranquilidad tal que sin dudas fue revelador de seguridad sobre sí misma que nunca había visto, de inmediato me hizo recordar aquellas noches de mi infancia en las que en completa oscuridad solo dejaba de escuchar radio cuando tras la media noche me alcanzaba el sueño y todo esto mientras aun hablaba con aquella voz suave casi acompañándome tal como lo hacía aquella radio de antaño.

Debo admitir que fue un sentimiento muy extraño, a mitad de su respuesta simplemente deje de pensar en cualquier otra cosa y  me enfoque en su rostro emitiendo ese sonido tibio como en un desfase temporal, ella simplemente nos regalaba el sonido de su voz con aquel cabello rubio corto y un piercing que aunque no me gustaba le daba un cierto aire de juventud y rebeldía, a su vez como ironía su voz la enaltecía en mi imaginario como una persona sabia y compasiva.

 Por fin una de esas voces de radio tenía rostro y rápido intente a imaginar su futuro…

Alguien con esa voz, con esa firmeza y tan joven como ella no podía más que exigir “lo mejor” y en mi mente surgió como brote de agua clara la fiel pregunta ¿con quién saldrá?,  me la imagine allí mismo en aquellos mínimos segundos saliendo de la universidad y subiendo al auto descapotable de un apuesto y adinerado hombre con la imagen de un triunfador, en otras palabras una vida de triunfos que en cierta medida me hizo un tanto feliz en aquel instante, aunque no fuera ella una de esas voces que de antaño escuchaba supongo que de cierta manera la relacioné y de algún modo quise que su vida fuera de triunfos y felicidad.

Fue como una revelación, no puede más que observarla parada en mi frente-diestra dando imagen a  aquella voz de radio que ya había olvidado remembrarla.

Quizás fue solo un segundo de lucidez, de cierta evocación melancólica, porque lo cierto es que si apenas al otro día olvidé el acontecimiento, no fue más que un instante en el que la enaltecí a nivel de pocas, quizás por ello no la recordé en largo tiempo.

 Quise imaginarme una triunfadora con una vida resulta y una cara angelical que allí frente al mundo elegía su mejor postura para triunfar en el tiempo y forma de sus propias convicciones, quizás quise solo cerrar aquel pensamiento con un final feliz.

Paso un año completo de eso, una noche en la parada del autobús, la veo corriendo hacia mí en trote rápido dejando ondular su cabello de un lado al otro hasta llegar y con voz un tanto cansada le dice a una mujer de mi diestra (que supongo era su amiga).

–          Hola, corrí para no perder el autobús.

Apenas terminó de decir esas palabras, asustado y remembrando todos aquellos recuerdos como si hubieran estado solo escondidos pero intactos casi de forma instintiva pregunte

–          ¿eres locutora verdad?

Y ella inclinando un poco su cabeza hacia la izquierda como tratando de recordarme, dijo “si… yo soy” y replico además algo que me dejó pasmado.

–          Sí… te recuerdo, ¿tu estas en mi clase de derecho constitucional verdad?, bueno hablamos después…

Y ambas subieron al colectivo. Yo siquiera la había notado en esa clase sin embargo ella si me noto.

En la próxima clase puse atención a los alumnos y tras un retardo considerable (ya adentrada la clase) la vi entrar y sentarse en la última silla al lado de la puerta.

Existía una “chance”, “una en un millón” pero una chance había, si me recuerda pudo haberme prestado atención quizás aún pueda acercarme a ella. No podía competir con el novio que me imaginé tendría pero en aquel instante solo quería estar con ella como amigo o lo que fuera, como tonto ilusionado tan solo quería estar cerca de aquella figura radiofónica idealizada de mi niñez, aquella niñez en la que pensaba como serían las personas de aquellas voces, pero de cualquier modo mi chance estaba a la vista, podía por fin tenerla cerca mío como acercándome a algo inexistente como reviviendo la melancolía turbia e imprecisa.

oleoPaso algún tiempo más y de nuevo la olvide muy rápido, ya por segunda vez (ahora que lo pienso supongo que solo tenía momentos de pensares profundos y reflexivos, solo momentos de los cuales algunos coincidieron con su presencia).

Una tarde yo estaba sentado en un pasillo aledaño a la clase (ya no recuerdo porque, supongo que solo esperaba) fue allí que la vi acercarme a mí mirándome figo a los ojos, yo reaccione rápidamente y mire a mi alrededor por si no fuese a mí a quien en realidad miraba pero no había nadie, solo estaba yo sentado en ese banco despintado, solo yo, allí esperando que ella se acercara a decirme quizás un “hola” fugaz, o solo pasara a tomar agua en el bebedero de mi izquierda (que acababa de notar), por eso un cuanto triste y sintiéndome como idiota atine a bajar un poco mi cabeza y esquivar la mirada de ella sin embargo al terminar la eternidad que parecían tardar sus pasos se paró gusto enfrente de mí y tras un “hola” empezó a hablar sobre lo caluroso del día, yo tieso solo asentía con mi cabeza observando sus ojos, su boca, su cabello, con amino de retener todos los detalles para poder dibujarla, en aquel memento solo quise observarla, admirarla, la mujer perfecta lejos de mi alcance, imposible de no mirarla como quien observa al diamante que no tendrá o la casa que no podrá comprar, como quien observa algo hermoso con el malicioso acabado de una fina tristeza correspondiente a un deseo que no puede ser satisfecho.

En un momento reaccione del letargo y empecé a dialogar de la forma más amable y cordial que pude, pensé que recordaría por mucho tiempo todo lo que me dijera pero no fue así, yo siguiendo aquel juego típico de “darle la razón en todo” le mentí a punto tal de decirle que sus pasatiempos y gustos son los míos, termine casi naturalmente invitándola a ir juntos a uno de esos “recitales de rock” (que odio) auspiciado por marcas de cerveza, casi esperando un “no” y sonriendo al instante por pensar que sabía la respuesta ella me sorprendió diciendo:

–          Si pero el próximo recital es recién dentro de varios meses, porque no nos juntamos a tomar algo en un bar hermoso que yo conozco…

Eso lo dijo mientras me miraba apaciblemente con un estilo juguetón característico de quien deja entrever la posibilidad de alguna situación indecorosa.

Aquello me quito el aliento, allí estaba aquella mujer inalcanzable, triunfadora, hermosa, coqueteando con migo un “mentiroso, miserable, horrible con poco que ofrecer”. En ese momento le di rostro a otro de mis imaginarios, aquel hombre triunfador con el deportivo descapotable que imagine seria su novio esta ves tenía mi rostro, aunque no mi esencia, solo mi rostro, rápidamente como si mi subconsciente quisiera avísame de la falla aquella figura desapareció y se transformó en un simple muchacho que cuando ella se diera cuenta lo poco que podía ofrecerle o lo mucho que ella es para el ciertamente lo dejaría.

 Ese día con un “listo, acordamos luego” nos despedimos, quise pensar “puedo hacer que sea algo bueno” solo debo mejorar.

Los primeros días al alba corría y luego de realizar ejercicios leía mucho para parecer más intelectual ante ella,  ya con su número en mano me encamine a concretar el encuentro, al principio quise decírselo personalmente pero ella empezó a faltar constantemente, simplemente no podía encontrarla aunque la buscara.

 Quise esperar un poco más pero ese día sentado en casa pensé que quizás me esquivaba, caí entonces en otra estúpida deducción “quizás ella noto su error e intentaba esquivar una conversación bochornosa” un poco enojado como si ella fuera la causante de mis incertezas y con el detalle del buen cobarde en vez de llamarla decidí mandarle un mensaje texto diciendo cuando y donde nos veríamos. Elegí un lugar cercano a su casa (que en ese entonces era en una ciudad diferente a mía, a unos 30 kilómetros), supuse que si no quería verme la propuesta debía ser en un lugar cercano a su casa (entones no podría usar eso de escusa) aunque la verdad simplemente no pensé que contestaría el mensaje.

Pasaron algunos segundos después de apretar el “Send” y sonó el celular a un ritmo de ring… ring… ring… casi tan rápido como los latidos de mi corazón al ver que aceptaba la cita.

Tome la mejor camisa y emprendí el lento viaje en colectivo (unas horas antes de la hora acordaba). En el viaje intentaba pensar cómo sería mi vida con ella, como sería despertar al son de su voz y al abrir los ojos notar la bella mujer de que descansa a lado nuestro, solo puede pensar que aquella “chance de una en un millón” recibía un brusco cambio más al estilo de “una de dos posibilidades”, en aquel tiempo a mi entender era una posibilidad gigantesca considerando que ella es una mujer “supuestamente” fuera de mi alcance.

Al bajar del autobús camine un poco por el lugar hasta que llegó la hora y me senté frente un una mesita redonda de un bar al que llamaban “Nicodemo”, espere que llegara pero tras veinte minutos pensé casi certeramente que estaba plantado, primero cultive cierto odio y rencor por dejarme solo, agache mi cabeza, luego recordé aquel pasillo donde hice el mismo gesto y reflexione: “quizás nunca quiso hablar con migo, solo me vio allí triste y quiso levantarme el ánimo”, quizás (pensé después) solo quiso aceptar la cita por lastima y el resto solo me lo imagine.

De nuevo aquella dama se volvía inalcanzable y empezó a verse claro, simplemente volvía al pensamiento original: “ella no se merece alguien como yo que tan poco le puede brindar”, alguien como yo (pensé) que simplemente es un aburrido con gustos diferentes, que en vez de ver revistas lee libros y en vez de ir a recitales mira documentales, aquel extraño que mira noticias de cinco sitios web diferentes por la mañana, si estuviéramos juntos de algún modo le robaría su juventud y rebeldía o yo me convertiría en alguien que no soy al instante me estremecí un poco al pensar otra cosa “quizás terminaría dolido y destrozado porque me dejo la mujer perfecta”, eso ciertamente sería un dolor muy agudo.

Allí en el mismo instante que mi mente dicto su resultado la vi venir a mí de nuevo (con ese trote seductor), y quede plasmado una vez mas. Se disculpó y dijo que en la radio donde trabajaba no la dejaron salir, por eso se retrasó.

Mis naipes de nuevo tenían “Ases”, pero el juego lo acababa de “abandonar”, me estallaba la cabeza, no podía dejar de pensar en si debía salir con ella por mi propio gozo o dejar que ella fuera libre para encontrar algo mejor.

Tenía tantas ideas encontradas que en aquel bar que luego prosiguieron en el paseo por la plaza que hicimos, en fin persistieron todo el tiempo que estuve con ella, no pude parar de hacer deducciones, tanto pensar sobre aquello me dejo ciertamente apático, distante y torpe sin embargo ella seguía entusiasmada como si yo fuese otro enaltecido, quizás ella proyectada en mi la figura del triunfador que nunca fui.

Me hice una pregunta simple ¿si aún apático y distante ella me sigue queriendo como un posible novio, pronto no habrá que me obligue a mejorar? (si hasta mi parte más torpe y distante es aceptada por ella cuando se acabe esa saturada proyección seré de nuevo aquel patético que ella no necesita), en otras palabras yo no mejorare y ella me dejara.

Déjala ir (pensé)….

Déjala ir (como si me murmuraban al oído una y otra vez)….

 Entonces me anime a decirle aun con el corazón palpitante que:

-lo nuestro no funcionara, eres muy hermosa pero lo siento

Ella como no aceptando la noticia siguió hablando por una hora y media que lo sentí como solo un momento hasta que se despidió con un cálido “adiós”…

Yo me quede en aquel banco de la plaza pensando si fue lo correcto, no tarde mucho en notar lo estúpido de mi acción pero era demasiado tarde.

Hasta mucho tiempo después seguí escuchando su programa de radio con la tonta fantasía de que algún día me mencionara como señal de que no me había olvidado…

Hoy acomodando cajas para mudarme encontré en el interior de una vieja funda de vieja guitarra su número escrito en un papelito amarillo ocre y con la ilusión de “una nueva chance en una millón” le mande el último mensaje pero ya no espero respuestas, supongo que una mujer así solo da una oportunidad.

Ring… ring…ring…

Si tienes la dicha de tener aquella chance (ahora que doy cuenta de mi error) te pido “juega tus cartas a ganar retrucando, aun cuando tengas solo cuatros, ella lo vale, ella lo vale!”

Esta historia un poco modificada posiblemente la incluya en mi próximo libro “Un destino en isla soledad”, espero gustosamente sus comentarios.

Para mesclar dulce con amargo (tratando de desapartarlos un poco de las ideas profundas de estos escritos) nos vemos en la próxima columna plasmada de un color más humorístico…

Desde Corrientes-Argentina y con la notebook casi sin batería me despido.

P/D: No se olviden de visitar los otros mudos y columnas del blog. Adiós amigos…


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