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Entrevista a la escritora Piluca Ruiz, autor de «La obra póstuma de Sabino Portolés».
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Una colección de relatos que combina excelentemente ficción y metaliteratura.
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Hace unas semanas publicábamos la reseña de esta obra en Universo la Maga.
En la colección de relatos «La obra póstuma de Sabino Portolés» haces gala de una gran variedad de situaciones narrativas, saltando de un género a otro con gran facilidad y ahondando siempre en la profundidad psicológica de tus personajes. ¿Cómo surgió la combinación de distintos estilos a lo largo de la elaboración de los relatos? ¿Fue debido a las variables que necesitaba cada narración o había un planteamiento estratégico detrás de modo global?
No. No hubo ninguna estrategia global. Tampoco diría que fue debido a las variables que cada narración necesitaba, más bien me dejé llevar por los personajes. Cuando escribo, más que plantearme los relatos como el “contar una historia”, me los planteo como el hecho de narrar lo que le ocurre a un personaje. Y cada personaje tiene sus particularidades, su tono, su estilo, su lenguaje, su entorno y su forma de resolver su conflicto. En definitiva, cada personaje crea su propia historia. Solo es cuestión de dejarte llevar por el camino que él te lleva. Ponerte en su lugar.
Aunque la colección reciba este título, «La obra póstuma de Sabino Portolés» es uno de los relatos de la colección. En este relato un maestro jubilado decide convertirse en escritor y para ello se retira a Casa Lucio, una posada rural. ¿Cómo surgió este relato, sin duda uno de los más brillantes del libro?
Quería escribir una historia sobre la amargura que puede sentir un hombre ante un fracaso personal. Creé a Sabino Portolés, un hombre satisfecho de su vida familiar y profesional que una vez jubilado, decide llevar a cabo su sueño de convertirse en escritor. Lo llevé a Casa Lucio y, a la vez, creé a Lucita como personaje marginal, más que nada como un hilo conductor para mover a Sabino por la posada. Sin embargo, apenas había empezado la historia, Lucita empezó a ganarle terreno, la dejé hacer y se hizo con el relato. Se convirtió en el mundo interior de Sabino. Ese mundo interior que todo artista lleva dentro. El mundo de lo mágico, lo fantástico y lo imposible. Ese mundo que, muchas veces, no sabemos expresar. Sabino no puede hacerlo porque entre sus dos mundos, el interior y el exterior, hay una barrera que no logra derribar. Pero Lucita sí puede hacerlo porque, desde su limitación intelectual, ella vive en un mundo único.
Porque eso decidí que este relato diera título al libro, creo que resumía bien el espíritu de la obra. Todos los personajes de los relatos tienen, en mayor o menor medida, ese punto de inocencia que emborrona y difumina la línea que separa la realidad de la ficción.
¿Hasta qué punto los personajes de tus relatos son imaginarios o están basados en personas que hayas conocido realmente?
Todos tienen un fondo real aunque los personajes de los relatos que son más de tipo costumbrista, se acercan mucho más a la realidad. Las mujeres de “Muchacha desconocida al pie de la catedral” o los hombres de “Don Ninguno”, son calcados de la vida misma. Al respecto, también te diré que el personaje de Lucita no solo está basado en un personaje real sino que algo de lo que se cuenta también es verdad. En mis épocas de estudiante, daba clases particulares durante los veranos y tuve una alumna parecida a Lucita. Un día, me enseñó una cajita de música que le habían regalado y yo me ofrecí a explicarle el mecanismo que la hacía funcionar. Ella me dijo que no hacía falta, que ya lo sabía. Me miró y me dijo muy convencida: suena la música porque hay un pianista dentro. Y aquella ingenuidad me pareció tan hermosa que dejé correr la explicación. Pensé que, aunque aparentemente fuera un poco limitada de inteligencia, en el fondo, era una mujer muy sabia. A qué andarse con explicaciones y razonamientos cuándo era mucho más sencillo y mucho más bonito poner un pianista dentro de la cajita. Podría decirte que el relato de Sabino Portolés es como un homenaje a su inocencia y una forma de desearle que, en la vida, todo le haya ido tan bien como le fue a mi Lucita.
¿Qué elementos en común dirías tú que tienen las narraciones que componen «La obra póstuma de Sabino Portolés»?
Creo que tienen varios puntos en común. En primer lugar, el tono. Incluso la historia más seria está narrada con ironía y un cierto sentido del humor. También muchos coinciden en el tipo de final; son inesperados. Y no porque intervenga el factor sorpresa o el sobresalto sino por todo lo contrario. Si los lees con atención, te das cuenta de que el final es la consecuencia más lógica de lo que se ha explicado. Lo que ocurre es que esa lógica no es la que solemos utilizar y ahí está el lo inesperado del final. Creo que eso es debido a que los personajes que aparecen también tienen un elemento común: por una razón u otra resultan vulnerables. Y es, precisamente, desde ese punto de su vulnerabilidad desde el que resuelven sus conflictos. Cuando uno resuelve su problema desde donde “más le duele”, nunca lo resuelve por la lógica que conocemos por “tradicional”. Sentirnos vulnerables nos hace sentirnos, a la vez, débiles, torpes, desorientados. Y muchas veces, tomamos decisiones que nunca hubiéramos tomado de haber estado en “nuestro sano juicio”. Por último te diría que otro elemento común es el azar o la casualidad porque ante algo sobrevenido es cuando se puede observar o estudiar, con mayor facilidad, la forma de reaccionar de un personaje.
¿Cómo fue la experiencia de editar con Ediciones Oblicuas, un sello que sin duda tiene un catálogo verdaderamente envidiable?
Ha sido una experiencia muy buena. Creo que el nivel literario de la editorial es muy alto y, en mi opinión, pienso que es debido a que apuesta más por la calidad que por el aspecto económico.
¿Qué crees que no se ha dicho todavía sobre «La obra póstuma de Sabino Portolés»?
En conjunto, los relatos que componen la obra son historias atípicas de personajes complejos y se prestan a muchas interpretaciones. Por eso creo que, mientras alguien siga leyendo el libro, siempre habrá algo que decir.
Actualmente te encuentras terminando tu primera novela, ¿nos puedes adelantar algo sobre ella?
Es una novela psicológica que narra la relación entre un hombre y una mujer a lo largo de casi toda su vida. Alrededor de los protagonistas se mueven varios personajes secundarios y la historia es más bien una excusa para exponer las distintas posturas y enfoques que se pueden tener en la vida sobre diversos temas, en especial sobre el amor, la manipulación y la mentira. Aunque al ser una novela, el planteamiento, la estructura y el desarrollo es totalmente distinto al de los relatos, de alguna forma, insisto sobre lo mismo, tal vez porque son los temas y los personajes que me interesan: historias anómalas de personajes vulnerables y complejos que hacen cosas, aparentemente, difíciles de entender.
¿Qué opinas sobre las redes sociales?
Me parecen un buen elemento de divulgación.
¿Con qué dificultades os encontrais los/as escritores/as?
Es muy difícil llegar a la gente. Aunque consigas publicar, no consigues difundir, al menos mientras eres un escritor desconocido. Y es difícil llegar a ser conocido cuando las grandes editoriales o librerías no te respaldan porque eres un desconocido. Es la pescadilla que se muerde la cola. De todas formas, yo creo que hay que distinguir entre los escritores que se toman la escritura de forma vocacional y los que escribimos por otros motivos. Estoy convencida de que si un joven con talento escoge la escritura como profesión, conseguirá abrirse camino. Posiblemente, le costará lo suyo pero eso pasa en cualquier profesión.
Como lectora, ¿te decantas por el libro impreso o el digital?
Me gustan los dos. Si quiero estudiar, aprender o profundizar en alguna novela o escritor, utilizo la impresión. Para viajes, vacaciones y salas de espera, el digital, sin duda.
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BIOGRAFÍA DE LA AUTORA: PILUCA RUIZ
Es licenciada en Filosofía y Letras en la especialidad de Psicología. Ha cursado, igualmente, la carrera de piano. Ha ejercido como profesora de Lengua y Literatura Españolas y como Administrativa en la Seguridad Social. En la actualidad, está retirada de la vida profesional y se dedica a escribir. Obtuvo el accésit con el relato “El hombre que pescaba en el rompeolas” del II Concurso Cultural Europeo de Literatura de la FEAFASS (Federación de Funcionarios de la Seguridad Social). Actualmente termina su primera novela.
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