Después de varias semanas y tras recibir peticiones por parte de nuestros amig@s solicitando la creación de un nuevo mundo en el que poder compartir, conocer y revivir las experiencias que nadie mejor que las person@s que han visitado un nuevo lugar han conocido y vivido. Llegó el momento de crear un nuevo mundo dedicado para tod@s l@s EXPLORADORES de nuevas culturas, nuevos sitios, nuevas historias y sobre todo que huyen de los viajes organizados para disfrutar de las experiencia locales de cada aventura. A partir de hoy y de la mano de nuestro nuevo colaborador Luis Roberti iremos conociendo los detalles y secretos que NO aparecen en la guías. Os dejaos con él
¿Qué empezar a escribir cuando conoces lo que ha sucedido? ¿Qué plasmar en el papel sabiendo, hoy en día, lo que en sueños quizás imaginabas que harías en algún momento de tu vida? Interrogantes como éstas se tienen cuando un buen día te sientas a escribir, ya sea para un libro, para un cuento, para un correo, para una carta (así mismo, una carta!!! antes se solía hacer más a menudo), para un blog, para lo que sea que estés pensando cuando te sientas a escribir. Es increíble, pero cuando lo haces y buscas en tu memoria algo especial de donde sujetarte y del cual quieres exprimir palabras del momento vivido, dejas de escribir, subes la cabeza y la mirada se va a un punto cualquiera del lugar donde estás y pareciera que regresaras en el tiempo y cuando estás de vuelta es cuando te das cuenta de los años que han pasado. Ay, la memoria! ¿Cuantos recuerdos no guardamos en ese disco duro que tenemos que pareciera no tener límite? ¿Cuántos no suspiramos al darnos cuenta que del pasado, entre otras cosas, quedan recuerdos?, recuerdos de algo que sucedió y que sabemos que no volverán a ser igual por mas que nos esforcemos; recuerdos que te enseñan que los momentos hay que disfrutarlos al máximo, aunque te parezcan demasiado tontos, algún día estarán allí para hacerte sonreír.
Tuve la dicha o la suerte o como quiera que se llame lo que haya tenido, de haber nacido en una familia venezolana en la que, cuando era pequeño, al menos una vez al año salíamos de viaje. Digo al menos una vez pensando en las vacaciones de colegio en agosto, pero a veces se sumaban los días libres de la semana santa, los de navidad o incluso los de carnaval. Para nosotros (mis hermanos y yo) el simple hecho de salir a casa de algún tío fuera de nuestra ciudad ya serían unas muy buenas vacaciones y con esos viajes logramos conocer muchos sitios de Venezuela y como para ese entonces no habían móviles, redes sociales, etc, lo que quedaba para recordar era la cámara de rollos fotográficos (del que no sabías, sino tiempo después, si la foto había salido bien) y tu cabeza con ese espacio ilimitado de memoria. Todos esos viajes fueron dentro del país y no fue sino al salir del instituto cuando hicimos el que para mis hermanos y para mí era nuestro primer viaje al exterior. Nos fuimos 2 semanas a Florida (USA), específicamente en Orlando y Tampa, para disfrutar de los parques temáticos de Disney y otros más.
Luego de eso vendría la universidad y más lugares de mi país para visitar y así pasarían varios años hasta que hice el segundo viaje al exterior y del que creo que jugó un papel importante en mi futuro; ese destino que muchos creen que ya está escrito para cada uno de nosotros y otros estiman que lo escribimos día a día, se puede modificar y supongo que ese viaje fue, quizás, uno de los tantos cambios o caminos que he ido tomando desde entonces. Lo que era un viaje a USA para aprender inglés, de la noche a la mañana, los que muchos conocen como en un santiamén, se convirtió en un viaje a Inglaterra, a una pequeña ciudad llamada Bournemouth al sur del país. Recuerdo muchas cosas de ese viaje pero entre todas ellas las palabras de una tía: “viviendo en Inglaterra, tendrás a Europa en tus manos para viajar”. Para ese entonces, pensé que eran unas palabras descabelladas, más aun cuando vengo de una parte del continente americano en donde entre los países, tanto las distancias son largas como los medios de transporte no son tan variados, o sea, que para viajar inmediatamente piensas en avión; en realidad, no buscas otras opciones, salvo casos muy contados como viajes entre ciudades fronterizas.
Lo cierto es que unos meses después conseguiría un trabajo en el que, por primera vez en mi vida, ganaría dinero; obvio que para ese entonces con la edad que tenía era muchísimo dinero, pero también porque me esforzaba por trabajar la mayor cantidad de horas al día. A más horas, más dinero en el mes. Si a eso se le suma juventud y ganas de vivir y conocer nuevas cosas, se crea la tormenta perfecta; no es que tienes a Europa en tus manos para viajar sino que crees que no hay límites ni fronteras a tu alrededor. Pasé por esa tormenta y creo que me quedé en alguna isla al estilo Perdidos (Lost) porque desde entonces hago todo lo posible por seguir viajando, conociendo, viviendo, haciendo realidad lo que en muchos momentos fueron sólo sueños.
Viajar no es visitar un sitio que esté en un mapa; tampoco significa ir solamente a un lugar específico donde la mayoría se toma fotos para decir que estuviste allí; mucho menos es ir únicamente a lo que te diga una guía, un libro, un amigo o lo que sea. Viajar es adentrarte, aunque sea por poco tiempo, en una cultura, en otra manera de ver las cosas, en muchos casos otro idioma; es abrir nuevas puertas de experiencias al estilo Mario Bros cuando entra en nuevos mundos; es dejarte llevar, perderte por calles del sitio que visitas, probar su comida, sentarte en un banco de una plaza y observar el movimiento cotidiano del lugar.
Viajar es EXPLORAR, es ver cualquier dirección que te indiquen en una señal y no importarte cuál escoges porque simplemente te estás dejando llevar…para eso nace este mundo: MUNDO EXPLORA; un lugar en el que se pueden intercambiar experiencias, consejos, aventuras, momentos vividos antes, durante y después de un viaje o varios de ellos, todo con el objetivo de compartir y ayudarse mutuamente.