- Continuamos retratando en nuestro #MundoExplora lugares dignos de ser vistos y disfrutados
- En esta ocasión, visitaremos la isla de Tasmania, un lugar emblemático no solo por su belleza sino también por sus especies vegetales y animales autóctonas.
Hoy vamos a viajar hasta la lejana isla de Tasmania, un nombre con connotaciones misteriosas para muchos de nosotros, y que solemos situar muy cerca del paraíso. Seguro que no estamos equivocados. Su clima templado, sus bosques que alojan una flora y fauna únicas en el mundo, con parques nacionales que se consideran los últimos ecosistemas del planeta de los que pueden decirse están intactos desde hace siglos es un lugar ideal para nuestro peregrinaje.
Vamos a recorrer cinco de los parques nacionales:
–Cradle Mountain-Lake St. Clair, es espectacular en un lugar donde es difícil encontrar algo que no lo sea, veremos el lago Windermere, el monte Barn Bluff (1.545 m) y especies características como el ualabi de Bennett, el quol de cola moteada y magníficas especies de coníferas difíciles de encontrar en otras zonas geográficas.
–Hartz Mountain. En 1989, coincidiendo con la ampliación del Patrimonio de la Humanidad con la inclusión de este parque, la Unesco cambió el nombre de Parque Nacional de la Reserva Natural del Oeste de Tasmania, por el de Reserva Natural de Tasmania.
–Franklin Lowe Gordon Wild Rivers. Domina la selva tropical y nos encontraremos paisajes prácticamente inaccesibles.
–South West. En él está situado el Monte Anne, de 1.424 m, único lugar donde habita el diablo de Tasmania en este estado de Australia.
-Walls of Jerusalem, se caracteriza por paisajes de rocas escarpadas y vegetación alpina. Considerados todos ellos Patrimonio de la Humanidad.
Esta isla genética y geográficamente aislada está situada a 240 kilómetros del continente. Es un estado de Australia, y su capital es Hobart. Su aislamiento ha hecho del lugar el reducto de algunas especies que han desaparecido en otras zonas de Oceanía. También es un lugar de peregrinación obligado para científicos y amantes de la naturaleza, en ella podemos pasar unos días estupendos realizando excursiones y pescando si no pertenecemos a ninguna de las dos categorías.
Sus bosques, pese a haber sufrido talas salvajes, aún conservan abundantes restos de este maravilloso hábitat vegetal mixto de especies subárticas y australianas del que en otro tiempo disfrutaron.
En nuestras excursiones recorreremos profundos desfiladeros, escarpadas cumbres, mesetas erosionadas, hermosas cascadas y lagos alpinos en zonas protegidas situadas entre Cradle Mountain y el extremo suroeste de Tasmania.
Aquí se da una fauna única como el loro de vientre naranja, el ornitorrinco, o el diablo de Tasmania, que es el marsupial carnívoro más grande del mundo y emblema de la isla; se encuentra en peligro de extinción debido a un cáncer contagioso llamado tumor facial del demonio de Tasmania. Produce malformaciones en el hocico del animal y se contagia por contacto físico.

Demonio de Tasmania
El tigre de Tasmania fue demonizado por los agricultores, sin tener en cuenta que los auténticos depredadores eran el hombre y los perros salvajes. Ha desaparecido hace setenta y cinco años. Desgraciadamente hay 49 especies de mamíferos en peligro de extinción en Australia. Además, a principio de este siglo el hombre introdujo el zorro rojo que está causando serios problemas en el ecosistema.

Imagen del extinto Tigra de Tasmania
Vamos a ver algo de su no muy afortunada historia. Los primeros asentamientos humanos de la isla se remontan a hace más de 30.000 años (cuando la isla todavía estaba unida a Australia), tal y como lo demuestran las pinturas rupestres, herramientas de piedra y restos de canoas que se han encontrado. Los indígenas vivían de forma muy primitiva. Eran nómadas, no conocían la agricultura ni la domesticación de los animales y en la costa no se practicaba el arte de la pesca, así que tampoco comían pescado. Sus casas estaban construidas por ramas y hojas, también nos dicen que eran bajitos, feos e iban desnudos.
Pero la vida en el paraíso también tocaba a su fin para nuestros isleños. En 1642 desembarcaron por primera vez europeos (franceses e ingleses), sus “descubridores civilizados” los consideraron el grupo más retrasado del siglo XVII. Fue en 1772 cuando llegaron los primero colonos. Los tasmanos pasaron a ser esclavos, y sus pieles se vendían a cambio de una recompensa. De las mujeres no quiero pensar cuánto tuvieron que sufrir, independientemente de la esclavitud. Una forma curiosa de entender la civilización.
Por 1803 se calculaba su población cercana a las 10.000 personas. Los primeros colonos, un asentamiento británico, no fueron lo más selecto que la sociedad europea llevó a este idílico lugar: presidiarios, sus guardianes y militares al mando. En 1860 no quedaba ni un indígena, hasta su última piel fue vendida para fabricar carteras. Una vez más la llamada “civilización” pasó un rodillo de destrucción y crueldad sobre la población indígena.
Pero nosotros vamos a volver a nuestra época y a perderemos por sus carreteras solitarias y a disfrutar de una isla donde un 20% de su territorio ha sido declarado Patrimonio Natural de la Humanidad, con diez parques naturales y una variedad de paisajes difícil de encontrar en otros lugares, tal vez nos crucemos con canguros y wombats. Además, siempre nos quedan sus maravillosas playas.
Así que aunque sea desde estas páginas, hagamos de Tasmania un lugar real donde refugiarnos en un mundo soñado y dediquemos un respetuoso silencio en memoria de sus antiguos moradores.
Fuentes: National Geographic, “Atlas Visual Patrimonio de la Humanidad”











El diablo de tasmania es un animal muy bonito, una pena que esté amenazado.