Después del tremendo éxito de novelas como «La catedral del mar» o «La mano de Fátima», Ildefonso Falcones nos vuelve a sorprender con una nueva novela que promete alcanzar cuotas de ventas tan enormes como sus dos anteriores obras. Estamos hablando de «La Reina descalza», una obra llena de humanidad en la que, una vez más, el autor nos muestra la otra cara de la Historia y cuya reseña os traemos hoy.
El 7 de Enero de 1748 llega al puerto de Cádiz el buque “La Reina”, de él desembarca la negra Caridad (Cachita); tiene veinticinco años, viene de Cuba, de una plantación de tabaco. Su amo ha muerto durante el trayecto y como es costumbre le han concedido la libertad, pero se encuentra sola y sin dinero en la ciudad. Con el corazón roto recuerda su vida. Robada de niña en su tierra (África), su madre es una figura borrosa. Ha sido esclava desde entonces, obligándole a dejar atrás a su querido hijo, Mauricio; otro hijo que tuvo se lo quitaron nada más nacer para venderlo. El capellán de la nave, al verla tan perdida, le da algo de dinero (también tiene remordimientos por las veces que se ha masturbado viendo a la negra). Le recomienda ir a Sevilla, al convento de las Mínimas, allí la orientarán. Después de mil peripecias ycuando consigue llegar, las monjas no pueden hacerse cargo de ella y la mandan a la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles (“la Cofradía de los Negritos”), de donde también es expulsada con malos modos incluso por personas de su propia raza: si no tiene dinero no interesas. Desesperada vaga por la ciudad, soporta violaciones y es secuestrada por un alfarero que la obliga a prostituirse, y al caer enferma la echa como a un perro.
Tirada en la calle la fiebre la hace cantar como cantaba en las plantaciones y así la encuentra Melchor Vargas, patriarca gitano que vive en Triana con su hija Ana, casada con José Carmona (un mal bicho), y una nieta, Milagros de quince años, que son todo su orgullo. Melchor ha pasado años en las galeras por la denuncia (contrabando de tabaco) de de una familia rival: los García.
El gitano recoge a la atractiva negra, la lleva a la huerta de la Cartuja y allí la vieja curandera María se encarga de ella hasta su curación; entonces se la devuelve a Melchor. Nace una auténtica amistad entre la bella gitanilla Milagros y la negra y un chispazo entre esta y Melchor. Caridad se integra en la familia, donde por primera vez en su vida es tratada con respeto y con cariño. Confecciona habanos y separan las hojas del tabaco buenas de las malas, que es lo que ha hecho toda su vida (y por cierto muy bien). Para desgracia de todos, la nieta se ha enamorado de Pedro García que no es únicamente un miembro de la familia rival, sino que a sus diecisiete años tiene todos los vicios que se pueda uno imaginar. También entra en escena el buenazo de fray Joaquín, enamorado de Milagros. Esta es prometida a la fuerza con Alejandro que tendrá un final violento que les afectará a todos. Milagros será obligada a vivir en la huerta de La Cartuja, junto con la vieja curandera María y Caridad que la acompaña en el destierro impuesto por los gitanos.
Comienza así una novela ambientada en el siglo XVIII. La primera parte se desarrolla en Sevilla. Está bien documentada y refleja la difícil vida de los gitanos de la época. Tenían prohibido realizar prácticamente cualquier tipo de trabajo. Bajo cuerda se les consentía ser alfareros o herreros, agricultores y alguna otra ocupación ya que los payos no daban abasto para satisfacer la demanda del mercado. También se ocupaban del contrabando de tabaco, muy penado. Sus principales clientes eran los religiosos y los nobles (gran parte de las plantaciones de Cuba cuya mano de obra era esclava pertenecían a los jesuitas). En Sevilla el tabaco en polvo solían robarlo de la fábrica, envuelto en una bolsa y metido en el culo. Luego los consumidores lo esnifaban. Las gitanas solían ir a los palacios de la nobleza, cantaban, bailaban para ellos, mientras un grupo de gitanos las acompañaban con la guitarra, ellas también vendían tabaco por las calles y leían las manos en los palacios y por la ciudad.
Melchor, un hermano y Cachita se dirigen a las costas de Málaga, Manilva, a por una partida de tabaco, todo se complica.
El 31 de Julio de 1749 el ejército toma Sevilla. Cerraron las puertas de la ciudad. El obispo de Oviedo y presidente del Consejo de Castilla, don Gaspar Vázquez Tablada y el Marqués de la Ensenada con gran sigilo ocuparon todas las ciudades del reino de España en las que se tenía constancia que vivían gitanos y se detuvieron a todos los gitanos, personas infames y nocivas, sin consideración de su sexo o edad y confiscaron todos sus bienes. Como ya estaban censados la gran mayoría, fueron directos a las casas y lugares donde debía procederse a su detención. En Sevilla únicamente los que vivían en la huerta de la Cartuja pudieron huir al estar en campo abierto. Fueron apresadas ciento treinta familias gitanas en esta redada.
Los hombres y los niños mayores de siete años fueron destinados a trabajos forzados en los arsenales, y las mujeres fueron enviadas a Málaga. Todo esto de por vida. En España doce mil gitanos, gente nociva e infame al decir de las autoridades, fueron detenidos con el fin de la extinción de su raza. Lo más aberrante es que lo sufrieron únicamente una parte de la comunidad gitana española, precisamente la que más esfuerzo había hecho por asimilarse a los payos y asumir su cultura. El libro explica muy bien de dónde eran originarios. Llegaron a España, en el siglo XIV, procedentes de Egipto y fueron muy bien aceptados hasta la llegada de los Reyes Católicos que les obligaron a salir del reino en un plazo de sesenta días. Varias veces lees en la obra una frase muy gitana dirigida a los payos: no confíes en la palabra de un gitano. Ahora comprendo que puede ser recíproca. La crueldad y vejaciones que sufrieron, me hace recordar las más recientes vergüenzas que contemplamos.
En su gran capacidad de adaptación deciden crear la Cofradía de los Gitanos, lo de menos es si son creyentes o no: necesitan subsistir, al principio la Iglesia se reía de ellos, pero poco a poco la idea cobró cuerpo y significó un escudo para su raza. Lo que hoy día disfruta de gran fervor entonces se creó con el ánimo de protegerse.
Los protagonistas que han conseguido no ser apresados no lo pasan mucho mejor. Sus vidas siguen diversos caminos y lo que en un principio parece prometer felicidad se convierte en una pesadilla de la cual se espera que logren salir adelante gracias a su gran tesón, orgullo de raza y dignidad, claro que no a todos los de su etnia se les puede aplicar estos calificativos. De todas formas de sus avatares personales, de las rutas que siguieron por la península os informará mejor y con más amenidad el libro, yo lamento por problemas de espacio no poder explayarme más.
Hubo voces que se levantaron en defensa de los gitanos. Algunas labores necesarias quedaban sin cubrir. A finales de Octubre empezaron a dejar en libertad a algunos, al volver a sus barrios se encontraron con todo arrasado, venían destruidos físicamente. Hasta 1763, fueron necesarios catorce años después de la gran redada, para que el rey Carlos III indultara a los gitanos por el gran delito de haber nacido como tales.
Veremos en qué consisten las misiones: frailes y curas recorrían Andalucía amenazando con todo tipo de males y maldiciones a quienes no les acompañasen, la gente les seguían aterrorizados.
También veremos en Madrid cómo son las costumbres y la hipocresía reinante entre la nobleza, y el ambiente de los teatros de la capital. En Sevilla eran inexistentes las obras de teatro ya que un ardoroso padre jesuita había predicado que mientras no se representasen comedias la ciudad, se vería libre de la peste.
La trama de la novela es amena y disfrutas leyéndola. Pero, una vez más, Ildefonso Falcones nos muestra la otra cara de la Historia. Cuanto más humildes e indefensos, más desconocidos son. Consigue hacer un libro instructivo a la par que ameno y profundamente humano y respetuoso. A todos aquellos que nos horrorizan barbaridades recientes descubriremos que no hay nada nuevo, en lo que respecta a la maldad y a la capacidad de hacer sufrir al prójimo se refiere. No puedo seguir extendiéndome, y lo siento. La novela da para más, para mucho más que este comentario.
Es evidente que me ha gustado y la he leído de un tirón, ya me diréis qué os parece a vosotr@s.
Autora de la reseña:
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EL AUTOR: ILDEFONSO FALCONES DE LA SIERRA
Casado y padre de cuatro hijos es abogado y ejerce en Barcelona. La Catedral del mar, su primera novela se convirtió en un éxito editorial mundial sin precedentes y fue publicada en más de cuarenta países.
Recibió varios premios, entre ellos el Euskadi de Plata 2006 a la mejor novela en lengua castellana, el premio Qué Leer al mejor libro en español del año 2006, el premio Fundación José Manuel Lara a la novela más vendida en 2006, el prestigioso galardón italiano Giovanni Boccachio 2007 al mejor autor extranjero y el premio Fulbert de Chartres 2009.
Su segunda novela, La mano de Fátima, ha sido galardonada con el premio Roma 2010. Con más de siete millones de ejemplares vendidos el todo el mundo, el autor se ha consagrado como uno de los autores españoles más difundidos.
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